Crítica Teatral


Escena de la obra



El Monte Calvo 
Dirección colectiva.

El Monte Calvo, es una obra del dramaturgo colombiano Jairo Aníbal Niño, texto considerado un clásico en su país. Es la historia de dos personajes, Sebastian, un antiguo combatiente de la Guerra de Corea, y Canuto, un ex payaso, quienes comparten sus vidas como indigentes, soportando hambre y frío. Los diálogos de Canuto y Sebastián nos permite comprender como en la Guerra, cualquier Guerra, los perdedores siempre son los mismos, los de abajo, que se ponen como peones de ajedrez, para defender ideales abstractos como la patria, la civilización o el honor. Y es Canuto, con su simplicidad y sentido común, el que nos muestra el sinsentido de todo esto, quien recuerda la alegría del circo para olvidar el hambre. El final es sorpresivo al extremo, pues entra en escena un coronel, otro ex combatiente, con sicosis y marcado profundamente por las secuelas de la Guerra.

A casa llena estuvo la sala Julio Alberto Hernández del Gran Teatro del Cibao d en el segundo día de presentación de este montaje teatral, y lo que el público presenció y disfrutó, mereció una ovación de pie de todos los presentes, aprobando el resultado de El Monte Calvo.

Abrazamos felizmente que tres actores de amplia trayectoria en el teatro profesional de Santiago, se hayan unido
 para realizar este montaje.

La iluminación, pese a que es casi el mismo diseño de todos los montajes de la misma obra, justo cuando tuvo lugar de la liquidación de Canuto, es poético el momento de su gran golpe. 

Hay algo que falla fundamentalmente en esta obra de dirección colectiva y que debió repercutir. Inicia como en un segundo acto. El inicio de esta puesta en escena nos recordó obras en dos o tres actos, y el reinicio de un segundo o tercer acto no empieza, sino que continúa con la historia que ya el público en un acto primero, empezó a ver. Desde nuestra posición más subjetiva, los actores, en calidad de jubilados de las tablas, así lucieron, retirados en términos actorales, no puede decirse mas, y conociendo nosotros la calidad de los que interpretan a Sebastian (Alcides Asenjo)  y Canuto (Robinson Aybar), entendemos que también ahí falló la dirección, a excepción del coronel (José Núñez) cuando entra a escena, el dinamismo se va multiplicando y pareciera que la dirección escénica del espectáculo fuera otra.
El arte y los artistas, mientras más años en el quehacer, mayor calidad. Pero esto se da, siempre y cuando el o los ejecutantes trabajen constantemente en su arte. No tenemos la menor duda que los tres grandes actores de esta pieza teatral, se pondrán en forma, y quienes más van a ganar de la calidad de ellos, será el buen público de teatro. 

El Monte Calvo, de factura cibaeña, es un montaje que promete mucho en el futuro. Deberá continuar enfrentándose a diferente público, y deseamos que llegue a la función # 100.

El Monte Calvo
Gran Teatro del Cibao, Sala Julio A. Hernández. Miércoles 4 y jueves 5 de septiembre 2013/ 8:30 p.m.
Entreda general $RD 300 pesos dominicanos, $ 7 dólares.

Autor: Jairo Aníbal Niño
Dirección: Colectiva
Interpretes:
Canuto / Robinsón Aybar
Sebastían / Alcides Asenjo
Coronel / José Nuñez

Producción: Huella Latina














Crítica
Por Limón en el escenario

"Un Pelotero Fotogénico"
Público de Oro, espectáculo de Bronce
                              
            
            Título:  Un pelotero fotogénico.
Género:  Sátira.
Dirección: Franklin Rodríguez
Interpretes: Franklin Rodríguez, Ramona Liriano, Lorenzo Sosa y Benjamín García
Lugar: Sala HIC, Centro del la Cultura de Santiago.

Estrenada el martes 23 de marzo del 2010 con reposición en fecha, jueves 22 de julio 2012.

Post mortem, un beisbolista fracasado narra los episodios, tanto de su carrera profesional, así como la raíz de su desventura después de tener una relación con un travesti.

En una sala de autopsia, yace el cadáver del pelotero y van desfilando los miembros de su familia, como acto de apoyo. La primera en llegar es la madre, que por demás es ninfómana y relata parte de sus andanzas por la vida. Le siguen, el hermano menor del pelotero, un consumidor compulsivo y trastornado, que dice ver más de 300 canales de televisión en solo un minuto. Una tía con fobias y otros disturbios mentales, que siempre ve una enorme cucaracha que la persigue. El hermano mayor que vino del extranjero con sida, como resultado de su vida homosexual, y, por otro lado, víctima de la discriminación. Al acercarse el final, se presenta un médico forense, sin ética, a examinar el cadáver. Este último aprovecha la grabadora donde describe los reportes diagnósticos-legales para practicar locución radial.

La puesta en escena consiste en 4 actores interpretando unipersonales. Cada cual de forma separada, pero que en conjunto, se enlazan para completar la historia. Vale destacar en esta puesta en escena, un recurso empleado por el director de forma acertada, el uso del trasfondo no verbal, selección de imágenes que constituyen un soporte para las escenas.

En toda la sala HIC, específicamente los espectadores en platea, estaban muy receptivos con la historia, contada a lo dominicano. Los dos unipersonales interpretados por el actor Lorenzo Sosa, conectaron de modo firme con los presentes. El primero fue un joven rebelde, hermano del pelotero, y el otro unipersonal con el médico forense.

Los demás actores, en el desarrollo de la puesta en escena, lucieron con dudas casi en la totalidad de su accionar. Y por otro lado, la conexión con los espectadores, no fue igual. Al parecer, el desenvolvimiento de los actores no esta del todo sincronizado con el género del espectáculo, [Sátira].

El “Pelotero fotogénico”, antes de abrirse el telón es pura materialidad. Escuchamos sonidos reveladores de referencias que más adelante, nos ayudarán con la historia. Luego de abrirse el telón, observamos que no existe escenografía, sino materiales, proyecciones, sonidos y la presencia de la corporalidad de los actores.

Este acontecimiento teatral, de esta parte del espectáculo, me dejó inconforme, ya que la parte estética, el “erotismo del proceso teatral” no tuvo una elevación que se pudiera saborear de forma complaciente.

La iluminación en el teatro es parte esencial de la estética y la semiología de los espectáculos actuales. La difuminación de los colores y sus diferentes matices en la escena es una realidad material, es un cuerpo que también es parte de la representación y debe impresionar a los espectadores. Este espectáculo adolece de la explotación de este recurso, pues en ocasiones los rostros de los actores no se podían apreciar, y eso impedía visualizar claramente sus gestualidades.

“Un pelotero fotogénico”, se asemeja a una especie de tomografía burlesca e irónica de una familia tradicional de un país latinoamericano, pero en este caso, de ascendencia dominicana. Es un texto de muchos reclamos sociales, que empieza señalando, desde la familia trastornada hasta el caos político y colapso de estado.
  
La familia, el elemento fundamental de una sociedad, debe ser protegida por el estado, pero ¿qué podría suceder si la familia está trasegada y la sociedad o el estado a la que pertenece están peor?

Los planteamientos de este texto, son una buena oportunidad para sacudir a una sociedad dominicana actual que sufre mientras los culpables se auto premian y la impunidad les da bienestar.





Crítica
Por Miel en platea
"Enamoradas"
[En construcción]

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